¿Cultura, artesanía y militancia!




¿Existe alguna relación entre la cultura y las artesanías con procesos de activismo? 

Por Israel Mondragón A.:


Corre el 2005 en México, último año del primer sexenio de alternancia política, después de un viejo régimen que estructuró e institucionalizó durante más de 70 años del partido oficial en el poder prácticas que privilegiaron grandes consorcios de la economía privada por sobre el interés publico.

Ese mismo hartazgo propicia que una considerable parte de la sociedad, especialmente la de la capital se sume a una insipiente efervescencia de activismo  y organización entre sectores tan diversos como profesionistas, clases populares, mujeres jefas de familia, el ala progresista de la iglesia católica, pequeños y medianos empresarios, estudiantes y por supuesto el andamiaje institucional de nuestro querido Distrito Federal, que se aglutinó de manera coyuntural  en torno a los comicios presidenciales.




La inercia de esos momentos deja veladas las añejas problemáticas de cada sector; en las calles, en el día a día se habla de cambios, de reclamos, de democracia, de exigencias, de enojo y más elementos de la política social que incidieron  en los compromisos de campaña de 2006. Agendas como la educativa, energética, la de salarios y acceso a la canasta básica, el tema agrario y por supuesto el de salud, tomaran forma. Aun cuando la Capital ya comenzara a fungir como un referente progresista, los temas de artesanía, expresiones artísticas, pueblos originarios e indígenas, aun no se posicionaban en la agenda institucional y más bien respondían a una lógica poco articulada, vertical y paternalista propiciada por las autoridades de nivel federal. Tanto el Instituto Nacional de Bellas Artes INBA como el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, así como sus diversas direcciones, mantenían un sistema vertical, elitista y que no permitía la participación activa de sus destinatarios. La "alta cultura", la cultura de "rendimiento", que alentaban, se mantenía en espacios cerrados y se ejercía desde arriba por parte de algunos pocos consagrados hacia abajo donde un público más o menos entendido consumía dichas expresiones. Manifestaciones no canónicas estaban fuera de los programas culturales y por supuesto del erario publico, no así en la capital donde ya se comenzaba a perfilar una línea de trabajo apegada más a lo comunitario y las propuestas culturales emergentes. 


En cuanto al sector salud, el desabasto de medicamentos, personal, precarización de infraestructura, derechos de los trabajadores, sobrecargas de trabajo, subrogación de servicios, sindicatos coludidos  entre otras nocivas practicas, hicieron de empuje entre algunos grupos más o menos homogeneos  -a diferencia de los artesanos, artistas o quienes ejercían alguna actividad cultural- para que se organizaran. Uno de los ejemplos que ya se venía gestando años atrás se dio en el histórico Hospital Juárez de México que dicho sea de paso, ancla su historia al antiguo Hospital Juárez del "Centro", donde un grupo de enfermeras en el tenor de la defensa de la atención para los pacientes y en el ejercicio de sus derechos profesionales, comenzaron a denunciar en múltiples órganos y dependencias la corrupción del titular de este nosocomio, escalando la complejidad al evidenciar la colusión con otras autoridades. Los meses e incluso años pasaron, se realizaban algunos oficios confrontando a la autoridad, quien respondió con presión laboral y acoso, hasta que finalmente detonó con un conato de despidos, pese a los fehacientes elementos que corroboraban dichas denuncias. El miedo, desconcierto y enojo se hicieron presente en este grupo ¿qué hacer?, ¿cómo proceder?, ¿cómo organizarse?, ¿qué tan peligroso sería?, ¿realmente valía el riesgo? fueron algunos de los tantos cuestionamientos de este grupo de aproximadamente 5 enfermeras que ocupaban mandos medios y altos y contaban en ese entonces con una trayectoria de por lo menos dos décadas en el sector. 



Al toro por los cuernos



Para esos años, la Red de Artesanos aún no se conformaba y el trabajo se desarrollaba acotadamente en el taller de cartonería familiar, un proyecto que centraba su quehacer en la producción y venta; con una comercialización poco redituable que no se relacionaba a la calidad técnica de las piezas, sino quizá a los  elementos argumentales para explicar a nuestros públicos el valor que implica el trabajo manual. Calaveras, algunas criaturas con tintes alebrijescos y piezas de cerámica intervenidas cromáticamente  era lo que vendíamos en el extinto tianguis que se instalaba los fines de semana en las calles del Centro de la alcaldía Coyoacán.
Tanto el sentido de solidaridad, la poca rentabilidad de la venta, así como mi vínculo familiar con Reyna que en ese entonces ocupaba un cargo de Jefatura de enfermeras, hicieron que de manera natural nos volcáramos a destinar mayor tiempo al apoyo en  tareas de comunicación y difusión en el grupo hospitalario. Ha sido con el cúmulo de experiencias que reconocemos que una de las principales dificultades en esta y casi cualquier tipo de exigencia social, es que  por más veladas, palpables y legitimas que sean las problemáticas, mayoritariamente tienen poca participación, requiriendo por ello estrategias que si bien no aumentarán numéricamente la participación, si en cambio funcionarán como apoyo y contrapeso. Tal valoración -como ya lo mencionamos- no se generó espontáneamente sino por el aprendizaje vivencial y por supuesto la aparición de situaciones, actores sociales y más que aparición: la búsqueda.

Así fue que el grupo de enfermeras padecieron una desmedida campaña de hostilidad ejercidas por la directiva del hospital, 
lo que inhibía la participación de otros trabajadores no así su apoyo; aunado a ello la ausencia de algún tipo de pronunciamiento sindical, obligo a rastrear otras experiencias que les sirviesen de orientación para resistir y quizá enfrentar  la acometida institucional. Algunos liderazgos con visión acotada, recomendaciones de instituciones con un tibio ejercicio, compañeros con experiencia en abogacía, política o sindicalismo pero que en la realidad actuaban en la demagogia, el pragmatismo y en el mejor de los casos buena voluntad fueron el común denominador con el se que se vinculó durante cortos períodos y sin  mayor trascendencia, hasta que los rumores sobre un doctor, colectivo, organización, abogado, político o personaje  que podría asesorar, se materializo por una llamada, en la que no con pocas dudas y escepticismo se dieron cita en modesto restaurante frente al Hospital General Siglo XXI, de nombre "La vaca negra" y que aún recordamos con cariño, pues fue en este espacio donde comenzamos a vincularnos con quien ha sido por mucho uno de nuestros principales mentores respecto a la conceptualización de la lucha social: Antonio Vital, o simplemente Toño.   


Perderle miedo a la exigencia


De carácter d
espreocupado, alegre y una implícita conciencia histórica, Toño fue todo un hito, de aquellos que podía infundirnos la tranquilidad de una persona que épicamente ha enfrentado 100 batallas y tener mientras tanto alguna ocurrencia, un baile, una anécdota o melodía que diera aliento y ánimo para continuar la lucha, aun en los momentos más difíciles.  Llegaba a la Asamblea legislativa, la Suprema Corte de Justicia, Palacio Nacional, frente a oficinas administrativas o un sinfín de antipáticos espacios con algún  modesto y viejo auto, entre ellos un pequeño Renault color azul cielo, que mostraba en su carrocería todo el paso de cientos de avatares. Al estacionarse frente a estas burocráticas dependencia, corríamos a abrir la cajuela para sacar lonas y colocar la primera que encontrásemos sobre el auto en una especie de escudo protector que lo blindaba de alguna multa o en el peor de los casos del corralón. Una vez protegido este pequeño tanque de guerra, nosotros como la parte con más pericia o más bien más ágil por cuestión de edad -la mayoría de compañeros han sido adultos y adultos mayores- comenzábamos a desenrollar las lonas y hacer extensos tendederos que pendíamos de árboles, postes, cabinas de teléfono o hasta un pequeño clavo que asomara en el friso de los adustos edificios; mientas tanto Toño sacaba cables,  megáfonos destartalados, micrófonos, a veces bocinas o amplificadores que colocaba en el techo del mismo auto para darnos voz e informar a los transeúntes y medios de comunicación sobre la intención del evento. No en pocas ocasiones faltaba un cable, hacía falso contacto parte del equipo, o resolvíamos sobre la marcha los amarres con cachos de viejas cuerdas que anudábamos para hacer mas extensa la pedacería. Mientras continuábamos haciendo los tendederos, policías y seguridad de cada espacio nos miraban con incredulidad, ¿cómo un grupo tan reducido de personas de vestimenta convencional, rayando en lo sumiso y quizá hasta en lo conservador, podían manifestarse y llamar ampliamente la atención de casi cualquier transeúnte. 


En algunas ocasiones, fueron los mismos policías quienes colateralmente nos ayudaban por su  numero a mediatizar el tema. Seguramente en repetidas ocasiones se congratulaban y lo llegaron a hacer saber, con algún disimulado gesto, el no enfrentarse como en la mayoría de las misiones a grupos radicales o de choque, sino a festivos luchadores sociales, que para saber si ya estaba en funcionamiento el equipo de  sonido ponían algo de Bosa nova, algún Son regional de Mono Blanco, de Mercedes Sosa, Violeta Parra, Nana Mouskouri y un largo etc. de música que nos llenaba de festivo entusiasmo. Estos trabajos siempre fueron participativos, nadie se quedaba sentado, o sin hacer  hacer nada, la música y la convicción nos estimulaba; incluso los compañeros más introvertidos o quienes no gustaran de la utilización del micrófono, concientizaban a los transeúntes con pláticas coloquiales que se apoyaban en carteles o volantes impresos monocromáticamente por la familia Moya en uno de los tantos locales de Santo Domingo. Cientos de miles y quizá de miles de millones de volantes, carteles y demás materiales fueron impresos en este taller, que nos fiaba el trabajo por adelantado a la paga. Bastaba con hacer una llamada -de urgencia para el evento de ese mismo día- y decir que era material del Dr. Vital, para que comenzaran la compra de papel y la impresión; por si cabe duda, nunca quedamos a deber. Destacar que la exigencia base siempre fue el acceso universal a los servicios de salud para todos los mexicanos, así como la seguridad social y el derecho laboral de los trabajadores para dignificar su quehacer.


Estos actos hacian que la opinión pública por medio de los medios de comunicación presentes nos fuera favorable y apoyara de alguna manera, lo que normalmente ocurría, pues los discursos, materiales y explicación de los esplendidos oradores tenia la claridad y emotividad necesaria para que una  mayoría comprendiera y legitimara la acción. Por si no fuera suficiente, algo que llamaba la atención era ver decentísimos abuelos, maestras, enfermeras en impecables uniformes u oficinistas participando del acto. Habitualmente después de un par de horas, una comisión ingresaba a la citas convenidas con antelación con la institución, no sin el recelo de haber sido exhibidos publicamente con estos actos.  


En colectivo todo en individual nada
Carteles, folletos, revistas, lonas, ponencias, foros, plantones, clausuras, programas de radio, transmisiones virtuales, conferencias de prensa, encuentros, marchas, plebiscitos,  pronunciamientos, pintas,  ideas claras, direccionar el movimiento de masas, utilizar y reapropiarnos del espacio público, ser solidario con otras demandas y problemáticas sociales, hacer de la manifestación un acto de alegría y entusiasmo, se han convertido en nuestras herramientas en la Batalla de las ideas, como Toño nos decía.  


Su lucidez dio cobijo, aconpañamiento y solidaridad al grupo de enfermeras, a las actividades culturales que desarrollamos desde la Red de Artesanos, pero también a sindicatos de petroleros, univeritarios, mineros, magisterio, telefonistas, causas como los niños de la Guarderia ABC, desaparecidos de Ayotzinapa, por invitación o solidaridad lo mismo podía agregarse a un acto de protesta en Jalisco, Guerrero, Chiapas o Veracruz como ser conferencista en Chicago o Brasil. Su ánimo provenía de la convicción de la lucha social no dogmática ni radical para reivindicar la vida digna, lo que incluye el acceso a los servicios de salud, a una alimentación rica y suficiente, a la educación, al trabajo con derechos laborales, al esparcimiento y al amor, entendido este desde el más amplio de los espectros.  




Podemos decir sin equivocación que Toño con formación inicialmente de medico y estadista en el campo de la salud, encarcelado y torurado por el Estado durante los 70's, fue un paradigma que nos han marcado y ha marcado toda una época de aprendizaje, su liderazgo poco convencional, aglutinante, orientador, que detonaron por más de 50 años de activismo social y político en organizaciones como la Coordinadora Nacional de Secciones Democráticas, el Programa de Educación y Articulación al Servicio de las y los Trabajadores,  o la Alianza de Trabajadores de la Salud y Empleados Públicos, organización que coordino durante más de dos décadas, ha sido un referente que valdría a pena considerar y extrapolar en otros campos como el cultural o artesanal, temas con una gran diversidad,  particularidades y problemáticas endémicas. En 2021 Vital fue diagnosticado nuevamente con un cuadro cancerígeno que vino a mermar la inercia en el seguimiento de las problemáticas que enfermeras, laboratoristas, jubilados y médicos venían trabajando, hasta que el 5 de febrero de 2022 se dio el sentido desenlace con el fallecimiento de nuestro amigo y compañero, quien hasta en los últimos momentos mantuvo buen humor y el pendiente de dejar herramientas instrumentales como un libro, artículos o memorias para continuar la lucha. 

Este breve artículo honra su memoria, 
pero sobre todo pone ante nosotros un ánimo festivo para caminar hacia mejores realidades  y quizá acercarnos a la utopía.  





Homenaje a la grabadora y activista Rini Templeton  a 30 años de su fallecimiento
Reapropiación del espacio público en el Día Internacional de las y los artesanos
Exigibilidad a las instituciones para el ejercicio de los Derechos Culturales en la Ciudad de México 
Piezas artesanales de contenido social


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